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Veja publicação original: “Las mujeres son el grupo más numeroso de oprimidos del planeta”
Bernardo Kliksberg, gurú de la ética del desarrollo y una autoridad internacional en pobreza, se preocupa sobre todo por una igualdad de género que estamos lejos de alcanzar
POR LOLA HIERRO
Bernardo Kliksberg (Buenos Aires, Argentina, 1940) dice que solo cree en las evidencias, y con ellas es capaz de dar la vuelta a un panorama pesimista y volverlo esperanzador. Economista y sociólogo, se define como una persona “totalmente comprometida” en replicar a su madre, doña Clara, a quien apodaban “la asistencia pública” en el humilde barrio bonaerense donde vivían. Porque ella, sin ningún pudor, solía ir de una institución a otra para resolver los problemas de sus vecinos, a protestar y dar la cara por la dignidad de los desposeídos. En este empeño por ser como ella, Kliksberg ha trabajado tanto que, a sus 77 años, cuenta con 65 libros y 47 investiduras como doctor honoris causa en universidades de todo el mundo. Además, es asesor de 32 países, de organismos como la ONU, Unicef, la Unesco… Y se le conoce como el padre de la responsabilidad social corporativa, el gurú de la ética del desarrollo y por ser una autoridad internacional en pobreza.
Llega Kliksberg al hotel Villamagna de Madrid, vestido de traje y con la kipá característica de los varones judíos, tan solo un día después de haber sido nombrado doctor honoris causa en la Universidad de Alcalá de Henares. Desde el principio, Kliksberg ya apunta por dónde van sus inquietudes: “El sexo débil no es el de la mujer, desde luego”, responde durante una conversación previa informal. Durante esta entrevista, el laureado economista reflexiona sobre la desigualdad, la educación en valores, la responsabilidad de las empresas… pero, sobre todo, le preocupa un machismo aún imperante al que solo ve fin mediante la rebelión no violenta de hombres y mujeres.
En su discurso de investidura en Alcalá se refiere a la educación como la herramienta que nos va a salvar. Es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenibley nadie discute su importancia, pero ¿es la solución capital?
Lo creo porque hay evidencias. El Instituto Max Planck, el más acreditado del mundo en materia de biología, encontró que los bebés tienen un fondo de egoísmo y otro de altruismo. ¿Hacia dónde se va a inclinar la balanza? Depende de la educación, entendiéndola en sentido amplio. El preescolar va a condicionar a los chiquitos, no solo en términos educativos, sino de comportamiento. Se va formando la inteligencia emocional y las actitudes básicas de solidaridad, que también es alimentada por la familia. Uno de los bienes mayores que pueden aportar los padres a los hijos es que hagan actividades voluntarias. Que el niño les pregunte: “¿A dónde fuiste?” y respondan: “Fui a ayudar a la gente. Y, si quieres, la próxima vez te llevo”.
Luego vendrá la avalancha de la sociedad y de la educación formal, donde encontrarán otros modelos de referencia, a veces absolutamente cuestionables, en dirección al hedonismo, al lucro, a maximizar el egoísmo y la frivolidad. Por eso debe haber un intento serio de la familia y de la educación por ofrecer los modelos de referencia que llamo héroes éticos. He rodado una serie de televisión que se llama El informe Kliksberg y fue candidata para los premios Emmy de televisión. En ella presento a héroes como Nelson Mandela, Martin Luther King, Malala o Anna Frank. Si nosotros lográramos transmitir a los jóvenes que los héroes de verdad son esos, estaríamos incidiendo directamente en ese fondo altruista.
Los mejores posgrados del mundo que no se dirigen hacia ese fondo altruista pueden fabricar máquinas para el mal
¿Ese intento acaba cuando se llega a la edad adulta?
También depende de la universidad y de los posgrados. La experiencia es que los mejores posgrados del mundo que no se dirigen hacia ese fondo altruista pueden fabricar máquinas para el mal. Por ejemplo, los mejores másteres de administración de empresas están en Estados Unidos, y algunos de los egresados son responsables de la estafa de Enron y las crisis especulativas tras las que quebraron los principales bancos y arrastraron a toda la economía mundial. Fueron muy bien formados técnicamente, pero no se les educó en responsabilidad.
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¿Y no es eso precisamente lo que se descuida más? Desde niños se nos inculca que seamos los mejores en el colegio y que estudiemos mucho para ir a la universidad más prestigiosa, pero los padres cada vez tienen menos tiempo para estar con los hijos, y estos cada vez están más solos.
Es fundamental que los niños cenen o almuercen con sus padres por lo menos una vez a la semana. Los chicos que lo hacen, años después tienen un desempeño más exitoso tanto en la formación de sus propias familias como en el desempeño profesional. Hay una magia en la cena familiar porque allí aprenden cosas que nadie les puede transmitir: quiénes son en el mundo, quién es su familia, a pensar y a opinar. Todo esto está basado en investigaciones que dicen que los chicos aprenden más palabras del lenguaje en las cenas familiares que en los libros de la escuela.
¿Qué hay de la empresa? Son las que tienen poder, las que pueden mover dinero, dar ejemplo, llegar a donde quieran…
Hoy la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es un tema totalmente real: tienen un poder económico fenomenal y lo que hagan en una dirección u otra será muy importante. La empresa debe tener en cuenta que depende de los consumidores. Cuando la sociedad se enteró de que una marca de zapatillas líder del mercado usaba mano de obra infantil en África, sus acciones bajaron. Dependen de pequeños inversionistas, porque muchos de los grandes fondos de inversión son de jubilados, de profesores de escuela, etcétera. El fondo estadounidense CalPERS es de pensionistas de California, y tienen como requisito no dar un centavo a empresas que no sean socialmente responsables. Hay empresarios que se han abierto totalmente y que están colocados a la vanguardia, como Bill Gates, cuya fundación gasta 3.000 millones de dólares al año solo en enfermedades de los pobres. Warren Buffet es uno de los hombres más ricos del mundo y ha donado su fortuna en vida a la Fundación Gates.
Primer capítulo de la serie El informe Kliksberg, en la que se aborda la desigualdad en el mundo. / CANAL ENCUENTRO Y MULATA FILMS
¿Dónde encontramos ejemplos a seguir en este mundo tan desigual?
Hay algunos países que son los primeros en todos los parámetros importantes del mundo. Me refiero a Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia, el modelo nórdico. Lideran la tabla de equilibrio ambiental, la de desarrollo humano de la ONU, la de igualdad de género, la de menor mortalidad materna, la de mayor esperanza de vida… No son un milagro, sino que la ética domina en esas sociedades. Ellos garantizan estudiar hasta que se acaba un posgrado, atención sanitaria gratuita para todo, incluso para inmigrantes o turistas… Son sociedades que han hecho un pacto sobre la base de fomentar un desarrollo totalmente inclusivo. Pese a ser productores de petróleo, como Noruega, han adoptado todos los compromisos de París y han ido más allá, pues han fijado cuotas para el año 2045 de desintoxicación total del medioambiente, y las están aplicando.
Lejos de la igualdad de género
Ha mencionado la igualdad de género y de hecho lo primero que ha comentado al llegar es que la mujer no es el sexo débil. ¿También es optimista?
Critico mucho el triunfalismo en este tema, es decir: con que haya una mujer tan poderosa como Angela Merkel, [la canciller de Alemania] ya se saca el argumento de que llegaron. Estamos muy lejos de la igualdad de género. Mis libros están muy dedicados a ellas porque considero que son el grupo más numeroso de oprimidos del planeta. Ha habido logros, como la incorporación de las mujeres al mundo de trabajo, pero ganan mucho menos que los hombres. El informe que se presentó en el Foro de Davos sobre las condiciones económicas de la mujer dice que, al ritmo actual, se tardaría en alcanzar la paridad de remuneración 180 años. Eso es un escándalo ético.
Hay una magia en la cena familiar: allí los chicos aprenden cosas que nadie les puede transmitir
Tampoco se habla de otras cosas muy lesivas. Esto de que la mujer alcanzó la igualdad en política no es real para nada. Y en América Latina, de todos los alcaldes, el 11% son mujeres. En los congresos, la obligatoriedad de las cuotas mejoró la participación femenina, pero una senadora muy experimentada me dijo hace unos días que está muy amargada con su trabajo porque los que dan la palabra son los hombres y discriminan a las mujeres. Cuando la mujer habla, por cortesía se la escucha.
¿Eso es porque siempre va a haber un hombre que lo va a explicar mejor, el llamado mansplaining?
Exactamente. Y luego está la violencia. Los episodios que hemos visto estos días con Harvey Weinstein, en España con la madre que acaban de matar en Alicante…No ha bajado. En América Latina, CEPAL [Comisión Económica para América Latina y el Caribe] calcula que el 30 o 40% de mujeres han sido objeto de agresiones físicas o psicológicas en algún momento de su vida. Una parte ocurre porque los agresores incumplen las órdenes de alejamiento que imponen los jueces y las matan igual, como este hombre de Alicante que había sido encarcelado. ¿Por qué lo soltaron? ¿Por qué no tomaron precauciones si sabían que podía hacer eso? Mi interpretación es que hay hombres que creen que sus parejas son de su propiedad. En el fondo, el machismo de los feminicidas es totalmente ancestral. Y lo recorre todo.
Y en todos los grupos de edades, ¿no cree? Sorprende saber que los niños y niñas adolescentes en España toleran y justifican ese tipo de comportamientos. ¿Por qué vemos adolescentes que consideran aceptable que sus novios les digan cómo deben vestir o les ordenen enseñar sus mensajes privados?
Existe un fenómeno que Albert Camus llamaba la interiorización del colonizado por los valores del colonizador. Mientras en las escuelas se siga enseñando con estereotipos de los papeles de la mujer y del hombre, y en las familias se sigan dando esos mismos estereotipos, va a haber toda una generación que va a arrastrarlos. Y hay que sumar el mensaje abiertamente machista de una parte de los medios y de personas como Silvio Berlusconi, etcétera. Todo eso ayuda a que una parte de las mujeres interiorice los valores del colonizador.
Y luego existe otro asunto más complejo y que se ve menos: la mujer ha sido incorporada masivamente al mercado laboral, pero no ha sido desincorporada de la responsabilidad de las tareas del hogar.
Ahora estamos peor que antes. Más trabajo y más responsabilidad…
Bernardo Kliksberg, en el momento de ser investido doctor honoris causa en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) el 9 de noviembre de 2017. UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES
Tienen que hacerse cargo de los chicos, tener la casa limpia, cuidar de los ancianos, organizar las fiestas al marido, ser exitosas en el trabajo en condiciones de discriminación, etcétera. Yo llamo a ese cuadro “mujeres al borde de un ataque de nervios”, porque tienen una jornada de trabajo de 18 horas como mínimo y tienen que salir exitosas en todos esos campos. La sociedad no las ha desincorporado ni les ha dado ayuda mayor para este nuevo papel.
Pero es que no se trata de que nos ayuden, sino de que se compartan tareas, ¿no?
Cuando yo hablo de ayuda, hablo de compartir. Los únicos que lo han hecho son, nuevamente, los países nórdicos. Decimos que Suecia es el país más exitoso en igualdad de género porque se está acercando al 50% de distribución de las tareas domésticas. Mientras, en América Latina las que hacen los hombres son el 10%. Luego, el Estado también debe facilitar políticas públicas: compartir es que haya muchos lugares donde se pueda dejar a los chicos si la mujer está trabajando, y que haya periodos posparto prolongados y con pago y trabajo garantizado al regreso. En América Latina es muy difícil recuperar después el puesto. Compartir es cambiar culturalmente los problemas.
Hablando de género y países nórdicos: precisamente Suecia, Noruega y Dinamarca son los países europeos con mayor tasa de violencia machista y feminicidios. ¿A qué se debe esta contradicción?
Noruega es un buen ejemplo en muchos aspectos, pero no en esto, no es perfecta. Claramente hay un fondo machista que debe estar actuando desde tiempos inmemoriales porque la lucha más vieja es esta. El machismo está metido debajo de todo, porque si no, no te puedes explicar estas discriminaciones. Es de milenios y se pronuncia cuando no hay rebelión. La única manera de frenarlo es mediante la rebelión de hombres y mujeres.
Porque dejar al margen a los hombres en esta lucha tampoco sería nada sabio…
No, y además, sería antiético por parte del hombre no plegarse a esto, que es la mayor opresión de la historia de la humanidad. Todo hombre que tiene ética debería empezar por aplicarla con las mujeres que tiene en derredor, sin las cuales no existiría, directamente. La discriminación de género no se va a mover si no hay rebelión, si no hay indignación y lucha de hombres y mujeres, siempre no violenta.
¿ALCANZAREMOS LOS ODS EN 2030?
KIKE PARA
L. H.
Para Bernardo Kliksberg, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un logro gigantesco por haber avanzado de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a 17. “Uno que antes no estaba es el noveno: reducir las desigualdades. Esto solo ya justificaría todo el ejercicio”, afirma. Para el sociólogo, un tema de fondo ineludible es que estamos en uno de los mayores momentos de desigualdad de la historia. Según la última cifra de Oxfam y del Credit Suisse Bank, que tiene un informe anual de disparidad de la riqueza, el 1% más rico tiene un 50,4% del producto bruto mundial, es decir, que el 1% de la población tiene más que el 99%, critica el experto. “La desigualdad genera pobreza, violencia, reduce el tamaño de los mercados… Es negativa en todos los sentidos para una sociedad y completamente disfuncional para ella”.
Las metas son fundamentales por la importancia que tienen en la agenda publica de discusión, afirma Kliksberg. “No son obligatorias, como sabemos, sino una referencia para cada país, pero son muy importantes por la influencia en la agenda global y para presionar. Que se alcancen o en qué medida se alcancen va a depender principalmente de nosotros, de la presión que ejerzamos para que se diseñen políticas públicas de calidad mediante una lucha no violenta activa y creativa. Ese es el gran instrumento”.
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